Muy triste, mi hijo (11 anõs) me informó de la decisión de uno de sus amiguitos de tirar a la basura todos los juguetes, tarjetas, álbumes y posters de Pokémon porque, según su amigo “son cosa del demonio”. Claro que mi hijo se entristecía, no porque creyera que en realidad fueran cosas demoníacas, sino por el no haber estado ahí para sacar todos los juguetes de la basura. Pokémon, le expliqué a mi hijo, está siendo utilizado por gente que quiere manipular mentes jovenes para que crean en lo que ellos creen. Cuando no hay argumentos para probar que algo es cierto, invariablemente se recurre a este tipo de tretas. Pero no te apures, le dije, Pokémon ahora está ahora en buena compañía y le conté la historia de Giordano Bruno - que incidentalmente acaba de cumplir 400 años de haber sido sacrificado por los anti-pokémones de aquella época. Este 17 de febrero hace 400 años, Giordano Bruno se convirtió en uno de los primeros mártires de la ciencia renacentista al ser quemado vivo en una plaza de Roma. La orden de quemarlo vino directa de Clemente VIII, pontífice de la iglesia romana, precisamente en el año del jubileo de 1600. El motivo para tal orden fueron sus puntois de vista filosóficos sobre Dios, Cristo y el Espíritu Santo. Filippo Bruno nació cerca de Nápoles en 1958, y al entrar a estudiar con los Dominicos se cambió el nobre a Giordano. Con los Dominicos estudió filosofía griega y empezó una vida de rebeldía. Era característico de la época aprender sin razonar (cosa que aun se estila hoy en día), sin embargo Bruno siempre puso por delante el análisis, lo que le provocó inumerables problemas. Al ordenarse como sacerdote Dominico tuvo que huir de Italia en 1576 para evitar un juicio en su contra. Sus viajes le llevaron a Francia e Inglaterra donde empezó su carrera de escritor, filósofo y científico. Entre sus múltiples obras fueron “Del universo, infinito y mundos”, “De la causa, principio y uno” y “Expulsión de la bestia triunfante” los que le causaron problemas con la inquisición. En sus escritos abogó por un retorno a las fuentes egipcias y griegas de varios aspectos del pensamiento. Siendo su mayor triunfo el apadrinar una nueva cosmología, sosteniendo que el Universo era eterno en el tiempo, infinito en el espacio y en constante cambio. En la filosofía occidental, sus especulaciones son una contribución muy significativa al concepto moderno de un universo dinámico. La visión de este autor italiano sobrepasa, en mucho, los marcos cosmológicos cerrados de Copérnico, Brahe, Kepler y Galileo (contemporaneo suyo). La creatividad de Bruno se debe a su libertad lograda al confrontar el pensamiento aristotélico de la naturaleza, con las dogmáticas creencias de la Iglesia Católica. Bruno estaría muy de acuerdo con filosofías contemporaneas. Utilizando el concepto de unidad cósmica, mantenía que no había diferencia entre lo terrestre y lo celeste y proponía la existencia de las mismas leyes físicas en la Tierra y a lo largo del eterno e infinito Universo. Con sus teorías, Bruno fue capaz de corregir la perspectiva planetaria expuesta por Aristóteles, Ptolomeo y Tomás de Aquino. Fue más allá de la astronomía centrada en el Sol, e impulsó un modelo propio en el que el mundo quedaba libre de cualquier punto fijo de referencia. Mirando hacia atrás, puede decirse que su pionera forma de pensar fue la precursora de la cosmología moderna. Adelantado a su tiempo, Bruno se hallaba en clara sintonía con la ciencia y la filosofía más progresista de su tiempo. Tomó como propia la filosofía atomista que mantiene que todas las cosas están compuestas por unidades, como el átomo. Adicionalmente, Bruno sostuvo que este Universo continuo no tenía principio y no tendría fin ni en el espacio ni en el tiempo; incluso que la vida existía con seres inteligentes en incontables mundos. No fue hasta 1609, nueve años después de la muerte de Bruno, cuando el físico Galileo Galilei (1564-1642) usó por primera vez el telescopio para descubrir que los cuerpos celestes se parecen a nuestra Tierra. Asimismo Giordano Bruno diseñó un marco teoríco con un número infinito de perspectivas, sin un marco fijo privilegiado de referencia. Usando este, Bruno se anticipó a la Teoría de la Relatividad de Einstein. En un experimento mental, Bruno se imaginó alejándose de la Tierra y acercándose a la Luna, ésta crecía mientras que la Tierra se hacía más pequeña. Desde la superficie lunar, era la Tierra la que parecía un satélite, mientras que la Luna tenía el tamaño de un planeta. En clara extensión de este punto de vista relativista, criticó despiadadamente las posturas geocéntristas y heliocéntricos muy apoyados por la iglesia en aquel entonces. Se dio cuenta de que las formulaciones religiosas no cabían en el seno del método científico o del descubrimiento empírico. Al no tener un techo que limite el número de estrellas, le pareció incongruente el tener un sistema dogmático de pensamiento que aprisionara el libre albedrío, tan necesario para el progreso y la realización humana. Obviamente este regreso a filosofías pre-cristianas, ahora soportadas con algunas observaciones científicas, lo pusieron en contra de los dogmáticos oficialistas e inquisidores. Su regreso a Italia fue planeado por los religiosos. Y bajo invitación del noble veneciano Giovanni Moncenio, Bruno regresó para ser apresado en 1592 y juzgado por herejía. Fue encarcelado por 7 años - tiempo durante el cual se le mantuvo sin lápiz ni papel - y fue sacado de la mazmorra tan solo para ser quemado en la hoguera, amordazado y con un clavo en la lengua. Giordano murió, no por el hecho de sostener que el universo era eterno en el tiempo, infinito en el espacio y en constante cambio, ni por su doctrina de pluralidad de los mundos habitados, sino por "sus errors teológicos". Por asegurar que Cristo no era Dios sino un mago muy habilidoso, que el Espíritu Santo era el alma del mundo, y que también era tarea de los religiosos redimir al Demonio. Años mas tarde un juicio similar le fue practicado a Galileo por asegurar que la tierra se movia. Ya con la experiencia de Bruno, éste no ratificó su observacion por temor a la inquisición. Y aunque casi 4 siglos después la iglesia admitió su error en el caso de Galileo, no fue así en el caso de Bruno. Sin embargo, en 1889 se logró erigir una estatua precisamente el Campo dei Fiori donde éste fue quemado. En ese lugar, cada 17 de febrero - excepto por los años del facismo - se ha recordado la vida de Giordano Bruno. Ahora la pregunta es ¿se recordará el sacrificio de Pokémon en el año 2400? FIN |